La economía europea ha experimentado un crecimiento del 2,5% en el último trimestre, lo que representa una mejora significativa en comparación con el trimestre anterior. Este aumento se debe en gran medida a la recuperación del sector manufacturero, que ha mostrado un crecimiento del 4,3% impulsado por la demanda interna y externa.
Por otro lado, el sector servicios también ha registrado un crecimiento del 2,1%, reflejando una mayor confianza de los consumidores y un aumento en el gasto en actividades de ocio y turismo. Esta tendencia positiva ha contribuido a la creación de nuevos empleos y a una disminución en la tasa de desempleo, que se sitúa actualmente en el 8,2%.
Sin embargo, a pesar de estos indicadores favorables, existen preocupaciones sobre la inflación, que ha aumentado hasta el 2,8% debido a los altos precios de la energía y los alimentos. Esto ha llevado a un aumento en los costos de producción para las empresas, lo que podría impactar en los márgenes de beneficio a largo plazo.
En general, la economía europea se encuentra en una senda de crecimiento sólida, pero es importante mantener un equilibrio entre el impulso económico y la estabilidad de los precios para asegurar un crecimiento sostenible a largo plazo.
FUENTE








